Durante los últimos meses hemos oído que esta no es una crisis financiera como lo fue la anterior y que, en este momento, los bancos no son el problema, sino parte de la solución.

Sin embargo, a nadie se le escapa que, cuando Banco Santander y el BBVA anuncian pérdidas por importes superiores a 10.000 y 1.000 millones de euros respectivamente y Banc Sabadell (la quinta entidad por volumen de activos en España) capitaliza poco más que PharmaMar, algo está sucediendo.

El sector bancario tiene un problema estructural: no es rentable.

Nuestras entidades bancarias mantienen una estructura de costes sobredimensionada y necesitan tomar medidas urgentes que les permitan ser más eficientes, como reducir sus servicios centrales o el gasto de su red de oficinas en un mundo más digitalizado.

Por ello, resulta inevitable una concentración del sector. El número de entidades bancarias se reducirá en los próximos meses con el objetivo de crear nuevas entidades más sólidas y rentables. Sin embargo, ello afectará al volumen de créditos concedidos, ya que la concentración de riesgos obligará a reducir los límites de crédito aprobados para numerosos clientes.

Así mismo es previsible que se endurezcan los criterios para la concesión de nuevas operaciones de crédito como consecuencia del mayor riesgo existente y la expectativa de incremento de la tasa de morosidad, especialmente acusado en el crédito al consumo.

A pesar del apoyo de las instituciones públicas, los bancos ya han comenzado a subir los precios de las financiaciones que ofrecen a las empresas y no es extraño ver subidas de márgenes de entre 20 y 50 puntos básicos. Por ello, es más importante que nunca para nuestras empresas acudir a los mercados de capitales e inversores institucionales y reducir su dependencia del sector bancario.

*** Vicente Rodríguez es socio y director de Financiación Estructurada de Beka Finance.

Publicado por La Vanguardia (impreso).

No items found.