En España, los fondos representan un 11% del PIB y la velocidad de actuación será clave para la estabilización de una economía cuya base está en las pymes
La correcta implementación de los fondos de recuperación Next Generation EU, será sin duda uno de los principales conductores de desarrollo y crecimiento, tanto de la economía europea como de la española, durante la próxima década.

Los objetivos de cambio estructural, inversión en crecimiento y desarrollo de aceleradores económicos que conlleva, son básicos para recuperar tracción en una economía globalizada, limitando los riesgos de una Europa cuyo potencial como unión, ha quedado en entredicho en numerosas ocasiones desde el inicio de la crisis financiera del 2008. La reinvención de Europa se ha venido acelerando tras los acontecimientos vividos en el 2012 y la intervención del BCE, que supuso, por fin, la cimentación de nuevas bases de unión económica favoreciendo la visión de una Europa unida, con mucho por hacer, pero unida.

Desde entonces, se han dado importantes pasos en el camino de una unión económica y social que resulta imprescindible en un entorno de grandes bloques.

La globalización exige tamaño y unidad para poder ser competitivo en esta nueva era.

Se trata de una base fundamental para poder tener estabilidad y crecimiento, siendo clave para el desarrollo de políticas sociales acordes a la nueva economía, facilitando a su vez la estabilidad de las mismas.

La visión de una Europa unida es aún más evidente, tras el trabajo realizado en el desarrollo de nuevas políticas monetarias y fiscales, y tras la aparición y posterior convivencia con la pandemia, asistiendo al mayor de los esfuerzos para contener los negativos efectos que ha conllevado y aún conlleva. En esta fase hemos podido apreciar un importantísimo aumento de la confianza en la intervención, pero también en el desarrollo de nuevas políticas, si bien ahora, se tiene que conseguir una más que correcta implementación.

El momento ha llegado, hasta ahora ha estado basado en expectativas sobre qué se podía hacer con el dinero programado, ahora hay que aterrizarlo e invertirlo adecuadamente.

Como se haga y lo que se consiga con ello, marcará el desarrollo de Europa tanto a corto como a medio plazo, pero no hacerlo adecuadamente implicaría perder una oportunidad excepcional.

Entrando en los fondos Next Generation, y teniendo siempre en cuenta que vienen acompañados de otras políticas fiscales, debemos recordar que el objetivo de los fondos, con una dotación de 750.000 millones de euros, es hacer frente al deterioro económico generado por la pandemia del covid-19, y crear las bases para el desarrollo futuro, rompiendo determinadas estructuras y creando nuevas que favorezcan la estabilidad y el crecimiento. En el caso concreto de España, los fondos ascienden a 140.000 millones (72.700 millones a través de subvenciones y 67.300 millones en préstamos). El reembolso de la liquidez debe producirse antes del 2058.

Líneas básicas de la implementación

La transición ecológica

El objetivo es alcanzar la neutralidad climática en 2050, transformando el conjunto de la UE en una economía sostenible.

Esta área es básica en el desarrollo de la Unión y, posiblemente, su principal diferencial frente al resto de los bloques.

Europa ha liderado y promovido la transición energética desde el primer momento, fomentando acuerdos globales así como favoreciendo el desarrollo de la industria. Las bases para la consecución de objetivos son: la eficiencia energética, contaminación 0, descarbonización, economía circular, movilidad sostenible...

Digitalización

Con el objetivo de impulsar nuevas tecnologías y reestructurar el conjunto de la economía, aprovechando tanto las nuevas como las actuales.

Es fundamental cerrar el gap tecnológico de nuestras empresas para hacerlas competitivas y, a su vez, aprovechar capacidades invirtiendo en ellas. En este sentido, se busca fomentar estrategias en materia de datos e IA.

Destaca el objetivo de crear un mercado único de datos que facilite su uso, permitiendo su uso entre sectores.

Reindustrialización

Básica para la reestructuración de nuestra economía, se dirige a seis cadenas de valor que deben favorecer la competitividad industrial: vehículos autónomos, ciberseguridad, internet y uso de la red, salud inteligente, sistemas de hidrógeno y reducción de CO2.

Como se puede ver, todas las iniciativas están a su vez relacionadas entre sí, apoyando el crecimiento de los sectores líderes, junto a la cimentación de áreas que son básicas para el desarrollo como es la tecnología.

Si bien éstas son las líneas básicas de la implementación, no debemos olvidar que también hay un objetivo de favorecer y potenciar los conductores de cada país individualmente, aprovechando las características específicas que se tengan.

En España, de forma más concreta, los planes pasan a su vez por la modernización y desarrollo de sectores como el turismo, eje fundamental de nuestra economía, construcción, ligada a infraestructuras y rehabilitación, automoción y agroalimentación.

En España, los fondos representan un 11% del PIB y la velocidad de actuación será clave para la estabilización de una economía, cuya base está en las pequeñas y medianas empresas.

Hasta ahora, las ayudas financieras han permitido la supervivencia de un importante número de empresas, pero la velocidad y la eficiencia de la implementación son claves, como también lo es saber llevar a cabo un proceso de reestructuración que apoye el crecimiento como vía principal y no intente mantener lo que debe ser cambiado.

Los planes deben realizarse con una perspectiva a corto plazo: preservar el tejido productivo, iniciar la reestructuración del mismo, crear mimbres de desarrollo. Pero también a medio plazo, como la inversión directa en crecimiento bajo los principios tanto de la UE como de las particularidades de España (descritas antes), y a largo plazo, con la optimización y reducción de riesgos estructurales en una economía sólida, creadora de empleo y, por lo tanto, de crecimiento, con áreas claves como el turismo, la logística o la agroalimentación.


La liquidez se conoce, los objetivos están desarrollados, los diferentes agentes económicos y sociales trabajan, sin duda, en su adecuado desarrollo y en su seguimiento, clave del éxito de las medidas.

Los proyectos deben ser viables, con un objetivo de influir tanto a corto como a largo plazo y, es fundamental, contener expectativa empresarial y social, en un entorno de transparencia y control.

Se tiene que aprovechar la oportunidad y unificar la inversión pública junto a la inversión privada con una meta común de desarrollo y crecimiento. Es básica la colaboración entre la administración pública y las entidades privadas, para asegurar el éxito de la asignación de activos y la ejecución de la estrategia, trabajando conjuntamente con Europa en la modulación. El momento está cerca, dependemos de su éxito.

Publicado en Cotizalia - El Confidencial por Ángel Blanco - Senior Partner. Beka Alpha Partners

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