Defiende que el capital riesgo es una alternativa atractiva a la mínima rentabilidad de la deuda, aunque reconoce que la gran liquidez disponible del sector requiere ser prudente
Con diez años de experiencia en el sector y especializado en private equity y venture capital, Borja de Roda está ahora al frente de la gestora de activos de Beka Finance, que es el resultado de varias adquisiciones encabezadas por la entidad de capital riesgo español Gala Capital. En septiembre de 2019 añadieron a sus estrategias alternativas dos fondos de inversión tradicional y su intención es presentar nuevos productos en breve.

¿Cómo les afectaron las fuertes caídas de marzo con el inicio de la pandemia y la posterior recuperación del mercado?

La vocación de nuestros fondos es estar totalmente invertidos y tener una visión a muy largo plazo. Somos conscientes de que habrá buenas oportunidades a corto plazo derivadas de la situación actual, y trataremos de aprovecharlas, pero no va a cambiar sustancialmente nuestra filosofía ni estrategia de inversión.

¿Cómo conforman la cartera de sus fondos?

La del Beka International Select Equities tiene dos partes. En la core (central), que aúna un 75% de los activos, hay compañías que ostentan una posición de liderazgo en los sectores en los que operan, tienen una estructura de capital tremendamente saneada y consiguen capitalizar, de forma recurrente, sus ingresos. Esa parte sufrió como todo el mercado y ha presentado una buena recuperación. Pero el catalizador principal de la positiva rentabilidad que cosechó el fondo el año pasado –en el último año renta el 17,7%– fue la parte de special situations (situaciones excepcionales), cuya cartera se posicionó hacia compañías que habían sido castigadas en exceso en marzo y que, con las noticias positivas que fueron surgiendo, sobre todo la de la vacuna, consiguieron ese extra de rentabilidad.

¿Hay mucha rotación?

Mientras que en la parte core del Beka International es estructural e invertimos con mentalidad de estar en una compañía 20 o 30 años e incluso puede que nunca la vayamos a vender, en la otra se invierte porque se ha identificado un catalizador muy claro que debe suceder en un plazo de aproximadamente seis meses, y en caso de que no suceda tenderemos a desinvertir.

¿Cuáles son esos valores que esperan mantener muchos años?

Por ejemplo, MSCI, que se dedica a elaborar índices de referencia para mercados financieros y que utiliza la mayoría de bancos y gestoras de fondos. Vivimos un auge en la gestión pasiva, lo que implica que muchas gestoras repliquen índices del MSCI y esto favorece tremendamente el negocio de esta compañía. Es un ejemplo claro, ya que tiene una valoración razonable y crece a doble dígito.

¿Qué les gusta de PayPal, su primera posición en cartera?

A lo largo de la pandemia se ha incrementado el patrón de consumo electrónico y, en ese sentido, todas las plataformas de pago, y sin duda PayPal, que es la líder, se han visto tremendamente favorecidas. Creemos que es una dinámica estructural y nos estamos beneficiando de ella a través de esta compañía u otras como Mastercard.

¿Qué estrategia sigue su otro ­fondo líquido, el Beka Optima Global?

El 75% se invierte en ETFs de diferentes países y en el 25% restante tenemos compañías generalmente poco apalancadas, que ofrecen una atractiva rentabilidad por dividendo y una capitalización grande. Entre ellas está la española Iberdrola. Esta mezcla de gestión pasiva y selección de valores busca dar un poco más de valor añadido.

¿Por qué sectores apuestan?

Más que sectores, identificamos tendencias, como puede ser la electrificación de los vehículos, el auge de la gestión pasiva, la digitalización de los medios de pago, o patrones de hábitos de consumo global y vemos qué compañías se pueden beneficiar. Por ejemplo, el auge de la electrificación de ve­hícu­los nos ha llevado a tomar posiciones en compañías como IAAI, que se dedica a subastar coches siniestrados. Les está yendo tremendamente bien porque el auge eléctrico que hay en Estados Unidos ha aumentado la probabilidad de que esos coches se consideren siniestros. Es un modo diferente de jugar esa tendencia, cuando lo más evidente podría haber sido invertir en un fabricante de coches eléctricos.

¿Cuál es su estrategia para atraer dinero a la inversión alternativa?

Lo que pretendemos en private equity es alcanzar al inversor internacional. Vemos que hay cierta presión inversora hacia las compañías no cotizadas españolas, ­debido a la gran cantidad de capital que hay disponible por parte de ese tipo de fondos. Eso nos ­lleva a ser tremendamente prudentes y conservadores con las operaciones que ejecutamos porque, a pesar de la situación de pandemia, hay relativa inflación de precios. Las compañías que son buenas y resilientes es probable que incluso valgan más hoy que hace un año.

¿Van a lanzar más fondos?

Ahora mismo estamos en un proceso de crecimiento a nivel de grupo y donde vemos más recorrido es en la gestión de fondos alternativos. Por ejemplo, un producto relacionado con la agricultura y la producción de frutos secos. Lo hemos estudiado y vemos que en España, que tiene unas condiciones geoclimáticas tremendamente favorables para llevar a cabo este tipo de actividades, no hay una promoción muy activa de este tipo de actividad. Por el mero hecho de estructurar este proyecto en España y Portugal, hacemos que goce de un valor añadido. Eso es un ejemplo de cómo nos estamos aproximando a lanzar nuevas estrategias de inversión que sean innovadoras, pioneras y con alta percepción de valor añadido.

¿Perciben apetito por la gestión alternativa?

A nivel global hay una gran masa patrimonial que históricamente ha estado invertida en renta fija, y la situación actual de tipos de interés y de bajas rentabilidades les están empujando a buscar otro tipo de alternativas. Nuestra flexibilidad y creatividad nos permite impulsar estrategias que dan respuesta a las necesidades de potenciales inversores.

Pero la inversión alternativa conlleva riesgo

No sé si es lo más acertado asociar riesgo elevado a la inversión alternativa. Muchos de estos activos favorecen la diversificación en las carteras, reduciendo el riesgo de las mismas. Es decir, con el trasvase de dinero de la renta fija a activos de private equity se puede estar asumiendo un poco más de riesgo, pero se compensa con una rentabilidad más atractiva.

Publicado por CincoDias - El País

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