Ricardo Benedé, director de originación de Renta Fija de Beka Finance, reconoce que “buscamos un ángulo que nos permita obtener un sello verde o sostenible a una emisión”.

Las emisiones de deuda sostenible tuvieron un auge sin precedentes en 2020 y este ejercicio llevan camino claramente de establecer un nuevo récord. Las colocaciones de bonos con etiqueta ESG, ya sea por cumplir criterios medioambientales, sociales o de buen gobierno corporativo, han superado ya en Europa el volumen de todo lo emitido en el conjunto del pasado ejercicio en este tipo de deuda. Más de 220.000 millones de euros, según datos de la consultora IGM.

La fuerte demanda de los inversores está asegurando el éxito de las emisiones de deuda con la etiqueta sostenible. De hecho, esa fuerte demanda procedente de todos los fondos que deben responder a los criterios ESG que publicitan a sus clientes permite abaratar las emisiones de deuda sostenible frente a las convencionales, lo que retroalimenta la avalancha de este tipo de colocaciones.

“Está siendo año récord a estas alturas en emisiones sostenibles en Europa con un desarrollo imparable tanto del lado emisor como, especialmente, del lado inversor”, señalan desde Natixis.

Las emisiones sostenibles han recibido un impulso importante en Europa desde la deuda soberana, con Alemania e Italia lanzando bonos verdes y con la fuerte expectativa en torno a las emisiones sostenibles con las que la UE financiará el fondo Next Generation.

En la deuda corporativa, las emisiones con sello ESG se extienden también a sectores controvertidos en cuanto a su sostenibilidad como el petrolero, en pleno proceso de descarbonización con un horizonte de largo plazo. Repsol colocó esta misma semana 1.250 millones de euros, 250 millones más de lo inicialmente previsto. Y también en el mercado alternativo de deuda MARF los bonos sostenibles son prioritarios para emisores e inversores.

Ricardo Benedé, director de originación de Renta Fija de Beka Finance, reconoce que “buscamos un ángulo que nos permita obtener un sello verde o sostenible a una emisión”. Es el caso de la emisión de pagarés lanzada en abril por Pikolin, la primera ligada a la sostenibilidad en este tipo de deuda a corto plazo.

Desde la agencia de rating Scope señalan que el peso de las emisiones corporativas con sello sostenible es aún modesto sobre el total emitido en deuda privada en Europa, del 18%. El porcentaje es sin embargo muy superior al 8% de 2020 y la previsión de la agencia es que repunte al 30% durante el segundo semestre del año. En el balance del año, las emisiones europeas corporativas con sello ESG supondrán más de un cuarto del total, según Scope.

El empuje de las emisiones sostenibles contrasta con la evolución más modesta que presentan en el año las colocaciones corporativas de más alta calidad en Europa, con rating de grado de inversión, al margen de si hay sello ESG o no. Su volumen alcanza en el primer semestre los 157.000 millones de euros, alrededor de la mitad del primer semestre del año anterior, según datos recopilados por Bloomberg.

Las compañías de calidad han aprovechado el mínimo coste de financiación para obtener liquidez y en un contexto de recuperación su ritmo de emisión podría ser inferior al visto hasta ahora.

Publicado en Cinco Días - prensa escrita

No items found.