Considerado uno de los mercados más grandes por volumen a nivel mundial, se pueden encontrar una gran variedad de activos en función de diferentes casuísticas.

La renta fija, a menudo vista como una inversión conservadora, puede, de hecho, ser una de las decisiones más estratégicas que tomes en tus inversiones. La estabilidad y previsibilidad que ofrece la renta fija no son solo activos valiosos para inversores individuales; son cruciales para la planificación y el crecimiento sostenido de las empresas.

Desde las sólidas y seguras Letras del Tesoro hasta los más arriesgados bonos corporativos, el mercado español ofrece una amplia gama de instrumentos diseñados para satisfacer las necesidades y objetivos de cada inversor. Pero, ¿qué es exactamente la renta fija?

¿Qué es la renta fija?

La renta fija, a grandes rasgos, comprende aquellos instrumentos financieros que te prometen retornos preestablecidos a lo largo del tiempo. Piensa en ellos como préstamos que haces a entidades, como gobiernos o corporaciones, a cambio de intereses regulares y la devolución de tu inversión inicial al vencimiento del bono.

El mercado de Renta Fija es aquel en el que los agentes con necesidades de inversión financian a aquellos con necesidades de financiación, a través de títulos valor representativos de deuda, normalmente cotizados.

La renta fija se caracteriza por generar flujos de ingresos predecibles, ofreciendo así una base de estabilidad y menor riesgo en comparación con otras inversiones, como las acciones. Al invertir en renta fija, básicamente estás prestando dinero al emisor del bono, quien se compromete a pagarte intereses periódicos y a devolver el principal, el monto original de tu inversión, en una fecha específica de vencimiento.

Tipos de renta fija

Son muchos los productos que se enmarcan en la categoría de Renta Fija, pues es variada la casuística de tipo de emisor, plazo, vencimiento, rendimiento etc., que pueden tener. Distinguimos distintos activos de renta fija en función de:

  • Tipo de Emisor: Distinguimos entre Deuda Pública; la emiten los Estados, Comunidades Autónomas y Administraciones u organismos públicos que tienen como objetivo financiar sus gastos estructurales o complementar sus ingresos originarios de los impuestos, y la renta fija privada; emitida por las empresas que necesitan financiación.

Dentro de la deuda pública distinguimos en función del plazo entre Letras del Tesoro, Bonos y Obligaciones de Estado, mientras que en la categoría de deuda privada también en función del plazo distinguimos entre pagarés, bonos y obligaciones de las empresas privadas.

  • Renta fija según el plazo: Los inversores que inviertan a corto plazo podrán hacerlo en los mercados monetarios con el fin de invertir en productos con elevada liquidez y rentabilidades inferiores, como Letras del Tesoro o Pagarés (18 meses de vencimiento). Estos activos se emiten al descuento.
  • Según el vencimiento: Los activos de renta fija pueden tener una única amortización a la par en la fecha de vencimiento del activo, lo que denominamos vencimientos bullet o pueden tener calendarios de amortizaciones parciales lo que se denomina amortizing.
  • Según las garantías: los activos de renta fija pueden tener exclusivamente el respaldo del balance de su emisor, lo que se denomina deuda unsecured, o pueden contar con garantías adicionales (hipotecas, prendas, etc.), siendo en este caso deuda secured. Dentro de este último segmento, destacan las cédulas hipotecarias, activos de renta fija con el respaldo de toda la cartera elegible de préstamos hipotecarios del balance de la entidad que los emite.
  • Según sea la deuda con o sin recurso: Distinguimos entre deuda con el respaldo del balance de su emisor (Deuda corporativa), y deuda fuera de balance, respaldada por un conjunto de derechos concretos que previamente salen del balance de la compañía y se ceden al de un vehículo emisor. Dentro de esta categoría distinguimos entre Project Finance y Titulizaciones.
  • Según la calidad crediticia: en función de la capacidad de repago de la deuda distinguimos entre dos segmentos, deuda Investment Grade (buena calificación), y deuda High Yield (baja calificación). Obviamente a peor calificación mayor rentabilidad y mayor riesgo.
  • Según tengan o no calificación crediticia: Muy ligado al punto anterior están las calificaciones crediticias explícitas. Las emiten agencias de rating mediante un proceso de análisis que concluye en una calificación. La nomenclatura cambia según las agencias, pero a modo de ejemplo van desde el AAA (mejor calificación) hasta el D (peor calificación).
  • Según la divisa en la que estén emitidos.
  • Según el tipo de cupón: Puede ser un tipo fijo o un tipo referenciado a un índice que fluctúa. Estos últimos se llaman Floating Rate Notes (FRNs).
  • Según cómo se obtenga la rentabilidad: Distinguimos entre activos explícitos, con cupones periódicos, y activos emitidos al descuento, en los que la rentabilidad se obtiene de manera implícita entre el importe desembolsado inicial y la amortización final.

¿Este producto de inversión conlleva algún riesgo?

Todos los productos de inversión conllevan riesgos y la renta fija no está exenta de ellos: riesgo de tipos y riesgo de crédito.

En los productos de renta fija nos podremos encontrar con el riesgo de variaciones de tipos de interés, en el que, según el contexto, el inversor se puede encontrar con pérdidas en la inversión.

Por otro lado, en ocasiones, el emisor de un título puede verse en la tesitura de no poder hacer frente a sus obligaciones -pago de intereses y/o devolución del principal-. A este riesgo, se le conoce como riesgo de crédito.

Por último, si los inversores deciden vender un bono en el mercado secundario, es posible que no encuentre a un comprador, por lo que se enfrentarán al riesgo de liquidez.

No obstante, la renta fija es un mercado que ofrece un rango muy extenso de alternativas de inversión que va desde activos de alto riesgo y alta rentabilidad, hasta activos muy conservadores, con bajos riesgos y por lo tanto rentabilidades moderadas.

Mi consejo tras años de experiencia en el sector financiero, es que dediques tiempo a entender cada uno de estos instrumentos, evaluando cómo se alinean con tu estrategia de inversión personal y los objetivos a largo plazo de tu patrimonio.