«Para una empresa como Rebellion, tener oficina en el país ayuda porque la comunicación con el banco central y todos los reguladores se hace en lituano y nos conocen personalmente».

Lituania se ha convertido en un centro de referencia de la tecnología financiera a nivel europeo, una posición que se ha visto acelerada con la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Miles de FinTech con sede en Londres tuvieron que abrir sus sucursales en el pequeño país báltico, llegando a engrosar el número de empresas de tecnología financiera en 2020, de las 55 compañías de tecnología financiera que coexistían en Lituania en 2014, la cifra se incrementó en 230, según datos de Invest Lithuania.

«Lituania ya estaba haciendo cambios para convertirse en un centro de Fintech y el Brexit hizo que todo sucediera más rápido, lo aceleró», apunta Slepetys desde la oficina de Vilnius, en un viaje financiado por el Parlamento Europeo.

Esta revolución tecnológica en el ámbito financiero está transformando por completo la industria, en donde las empresas de nueva creación, denominadas start-ups, ocupan un nicho de mercado no explotado por la banca tradicional y en el que la FinTech española, Rebellion, tiene cabida.  

«Rebellion busca cubrir la necesidad de los jóvenes de tener una tarjeta para pagar sobre todo servicios en internet, compras online y pequeños pagos diarios a los que los bancos no les dan una tarjeta bancaria, por su edad o por sus escasos ingresos», expone Sergio Cerro, CEO de Rebellion.  

Si bien, Rebellion forma parte de la zona euro al operar bajo el paraguas del Banco Central Europeo (BCE), hace unos años tomaron la decisión de abrir oficinas en la capital de Lituania, Vilnius.

«Para una empresa como la nuestra, tener oficina en el país ayuda porque la comunicación con el banco central y todos los reguladores se hace en lituano y nos conocen personalmente», explica Mantas Slepetys, miembro del consejo de Rebellion en Lituania.

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